La mediocridad del ser humano es claramente comparable con los astros que pueblan nuestro hermoso firmamento...
¡Insoportable paciencia! ¡Cuán cruel llegas a ser!
Tú, la que da fruto a mi desesperación e indignación,
la que me ofrece silenciosas y solitarias mañanas, y tardes, y noches...
Y ciertamente...
La hermosura de la naturaleza es sobrecojedora, pero aún así...
La aceptación de la vulgaridad me resulta completamente imposible...
Angeline C. H.
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