viernes, 28 de mayo de 2010

Abrazos de Cristal


Las llamas del infierno se presentan ante mis ojos, ignorando mi deseo de redención.

¿Acaso existe algo que me impida partir para siempre?
Ah, este aroma suicida es solo una ilusión evanescente
pero es todavía más real que mi propia existencia...
No importa la sensibilidad de mis lágrimas
o el mortuorio grito por la liberación de mi alma...
Eco de mis desgracias, destrúyeme de nuevo.

[...]

Astuto muchacho, aniquila tu amabilidad para mi satisfacción, convierte mi desesperación en agonía y desea mi muerte con cada mirada que me dediques... ¡Ah, así debe ser, dolorosa indiferencia!

Angeline C. H.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Predestinacionismo


"Guarneciendo mis olvidados vestidos con tus lazos de seda y encajes, mi cabello se tornaba suave entre tus dedos, y mi frágil cintura reposaba segura entre tus brazos, mientras esa dulce fragancia a rosas nos embriagaba a ambos. Ah, como olvidar esa ensoñación...

Mas entonces atisbé en tu mirada un deje de impaciencia que me alertó y me desconcertó por completo. ¿Era esa tu idea de Eternidad? La aparente belleza que hay en mí se marchitará con los años, y la grandeza de mis palabras abandonará el lecho de la apasionada fascinación...

Yo, la antítesis de todo lo que tú anhelabas y deseabas poseer, había transmutado mis errores y mi arrepentimiento en esperanza y ahora era el espejo de tus ideales.
Ahora lo se, querido, que yo representaba tu musa, tu inspiración, el descubrimiento de lo fantástico... 

Y yo te rechacé, fría y sin ninguna excusa para mitigar mi propio orgullo, pues la felicidad era como la niebla ante nuestros ojos, una realidad vana e infructuosa, pero la única verdad posible para el burlesco ser humano.

¿Que fin perseguíamos con tanta vehemencia si , al fin y al cabo, ambos sabíamos que solamente nos lograríamos lamer nuestras mutuas y perpetuas heridas de una condenación por una vida inmortal?"


[..]

Angeline C. H.

viernes, 7 de mayo de 2010

La Mandrágora


Acónito... ¡Raíz del diablo, capucha de monje, 
gorra de fraile, veneno de lobo!

Tómame, pues jamás hallaré la paz 
en este frívolo jardín de atropina...

Oh, cándida Adelfa, rescátame, 
pues de este perpetuo tormento jamás lograré escapar...

¡Beleño, ten piedad!

Angeline C. H.

Otra Vida


El campanario
iluminándose oníricamente
Un espectro nocturno
¡Despertad, mortales!
anuncia su temible eco
disfrazado de sombras agonizantes.

Una sutil brisa trae consigo
un aroma a crisantemos
llenando las entrañas de la noche
¡Oh, impotente incertidumbre!
¿Qué destino nos deparas?

Angeline C. H.

martes, 4 de mayo de 2010

Demencia


¡Ah, que placentera la sensación que me invade 
cuando tu figura se recrea en mi mente!

Esa exquisita mezcla de odio y repulsión, 
que como la imperiosa niebla, confunde mi raciocinio, 
arrebatándome mi propia voluntad y extasiándome por el delirio de lo imposible.

Inalcanzable, Irrealizable... ¡Utópico! 
¡Dios debe ser, pues son estas las palabras más bellas que ha creado!

Angeline C. H.